Llueve sobre mojado

Llueve sobre mojado

 

El día 28, señalado en mi calendario, con un imperfecto pero decidido círculo rojo, llovía como nunca. El repique obstinado de la lluvia en los cristales y sobre la azotea eran tan intensos que se colaban por los micrófonos.

Llevaba dos meses arrastrando un resfriado que me parecía ya más bien una maldición. Milagrosamente, o quizá no tanto, (própolis, vitamina c+zinc, raíz de jengibre cruda masticada con miel, tomillo y orégano en infusión,  vahos de eucalipto, acupuntura y moxa, …medicamentos alopáticos) el día 28 ya estaba casi bien y la voz parecía haber perdido ya esa ‘nasalidad’ de los resfriados. En la silla del estudio, con los auriculares puestos, delante de los disciplinados micrófonos, escuchábamos aquella sinfonía acuática y el tiempo iba pasando, en esa espera, que quería ser neutral, pero que se iba degradando en su intención inicial,  hasta que decidimos abandonar porque el cielo no pareciera que iba a dar tregua. Cariacontecido, cerrado como un puño de hierro, dijo su última palabra y nosotros desviamos inmediatamente nuestra intención hacia otros menesteres igualmente necesarios: diseño, textos, traducciones…

El día 29 el olor a ‘lluvia sobre mojado‘ era plástico. Caía una fina lluvia y los tréboles del monte bajo estaban más verdes que nunca. Impactaban en los ojos, como un estímulo casi artificial, con aquella potencia cromática. Me sentía como estar paseando por el lienzo de una mente eléctrica y visionaria, magnífica y vital.

A partir de ese momento y durante 13 días he vivido recorriendo el cielo más alto, en toda su gloria, y también viviendo los horrores  del temido inframundo. Recreando y reviviendo estas historias antiguas, algunas que nos acompañan desde tiempos inmemorables, como las nanas; aunque en aquellos tiempos de María Castaña y antes de eso, mucho antes, cuando no se sabía ni como se llamaban  porque nombre aun no tenían ni las nanas, ni los nenes, ni ‘na‘. Así de antiguas son ellas. 13 días donde ha pasado no todo, que sería muy pretencioso decir y además ‘trola‘, pero sí muchas cosas con miga y moraleja. Ahora, si os apetece no sentamos a la mesa, con un té calentito y aromático invitándonos a sumergirnos en su mundo atómico, y vamos comiéndonos ese pan, poco a poco, compartiendo.,,y departiendo.

Ya veréis lo que da de sí el bollo.

 

 

 

 

Published by Mara Aranda

Mara Aranda es una de las intérpretes más aclamadas surgidas de la escena española. Casi tres décadas durante las cuales ha investigado y cantado músicas turcas, griegas, occitanas y músicas antiguas, medievales y sefardíes, que han dejado como resultado casi una veintena de discos propios de excelente factura merecedores de premios y reconocimiento por parte de público y también de medios especializados.

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