Dèria

 

Galileo-mc, 2009 referencia: GMC033

 

“Solatge”, el “poso”, es lo que se asienta cuando se calman las aguas. El proverbio catalán “als solatges hi ha la flor” (sobre el poso crece la flor) expresa muy bien la poesía detrás de la palabra. Pero es mucho más que una delicada planta: el primer álbum solista de Mara Aranda, “Dèria”, es un posicionamiento decidido de la cantante y poeta valenciana que fue la voz y, junto a Efrén López, líder del grupo valenciano L´Ham de Foc, una de las formaciones más internacionales surgidos de la escena española en la primera década del XXI.

Después de varios años pisando escenarios de media Europa con los mencionados L´Ham de Foc y los proyectos relacionados Aman Aman y Al Andaluz Project después de investigar e interpetar músicas turcas, griegas, sefardíes, occitanas y cantigas, con “Dèria” Mara Aranda se acerca a sus raíces como nunca antes lo había hecho, interpretando temas del cancionero que ella siente como propio.

Para su estreno como solista, Mara eligió un repertorio con versiones contemporáneas del cancionero tradicional de la antigua Corona de Aragón: una tierra que abarcaba una gran variedad de paisajes y culturas, que se reflejan en igual cantidad de idiomas y lenguajes musicales (el repertorio se compone de romances, cantos de trabajo, piezas de dansà, cant d´estil, jotas y canciones de cuna). De alguna manera, es una vuelta a casa para Mara, al tratarse de melodías y frases que la han acompañado prácticamente desde que tomó consciencia del concepto “música” en su vida.

Para cumplir con su propósito de ofrecer versiones nuevas y distintas de estos temas de fuerte arraigo tradicional, Mara se unió al grupo Solatge, formado por destacados músicos de la música medieval y mediterránea, y con los que ya había colaborado en proyectos anteriores:

Revisitadas por la singular voz de Mara Aranda y la instrumentación particular de Solatge, las 10 canciones contenidas en “Dèria” recobran fuerza y actualidad, y demuestran que el repertorio tradicional no tiene fecha de caducidad cuando es tratado con respeto, conocimiento, inteligencia y cariño por arregladores y músicos capaces de adaptarlo a su tiempo. Mara suena más “al frente” que en sus discos anteriores, y logra transmitir una fuerte carga emocional, espiritual e identidad mediterránea (no en vano sale en la portada del número de marzo 2009 de la revista Sons, dedicado a las 10 Damas del Mediterráneo). El gran acierto de Solatge probablemente resida en el hecho que la banda encuentra los colores precisos para pintar cada paisaje musical alrededor de Mara, y demuestra que conoce a la perfección los valores del silencio y del momento justo para tocar la nota justa para que la música pueda respirar.

La edición contiene un librito extenso (52 páginas) con paisajes poéticos y explicaciones de las canciones, escritos por Josep Vicent Frechina (en catalán y castellano, con traducción al inglés). Quien se tome el tiempo suficiente para dedicar 46 minutos de su vida exclusivamente a este álbum, pasándose de la escucha a la lectura y vice versa, podrá sumergirse en un viaje mediterráneo, atravesando países y épocas imaginados hasta terminar con Mara cantándole muy cerca del oído la maravillosa “Dansa del Vetlatori”.

Con “Dèria“, Mara Aranda se postula como la voz femenina más destacada de la “world music made in Spain”.

 

 

“Romances trágicos cantados al borde del fuego, cantos de trilla improvisados sobre frases de fandango, danzas de fiesta que esconden ceremonias de galanteo, melodías que bajan por los ríos o suben hacia los cerros. Mara Aranda ha querido iniciar la singladura musical de su proyecto confeccionando un repertorio recogido en los territorios del que fue la Corona de Aragón: un franja de tierra que se estira desde la bisagra pirenaica persiguiendo el litoral mediterráneo y se lanza mar adentro abrazando un puñado de islas; un país de identidad heterogénea y vacilante, custodio de un riquísimo cancionero surgido de la confluencia y la sedimentación de culturas diversísimas, venidas de oriente y de occidente, con la mar presentida siempre por levante. 

 Canciones de braceros que llegan de tierras remotas para hacer la cosecha, de ciegos que recorren caminos polvorientos para ganarse el pan a base de romances, de músicos contratados para la semana de fiestas, de pastores y de arrieros, de artesanos y de menestrales, de campesinos y de pescadores.  

Los reyes dibujaron los mapas, erigieron fronteras, otorgaron fueros. Las músicas vendrían, sin embargo, de la mano de hombres y mujeres ajenos al devenir de las intrigas políticas, de las veleidades sexuales de la realeza, de sus codicias territoriales.  

Habitantes fortuitos de un país que a duras penas les ofrecía pan y lecho, que adoptaron un puñado de canciones apátridas y, seducidos por sus valores estéticos, las conservaron en la memoria y las transmitieron a sus hijos.

De la destilación de aquel poso, y de la determinación de los músicos para subsumir en él su maquinaria creativa, nace ahora este disco: si prestáis atención escucharéis como laten en su interior, como un murmullo mortecino, el rabel del pastor, el canto musitado del pescador, el polvo de las eras, el humo de las hogueras y un diáfano, profundo, rumor de mar al fondo.”

Texto que acompaña el disco escrito por J.Vicent Frechina