Los próximos 28 y 29 de abril estaremos presentando nuestro último disco en la Sinagoga del Agua. Interpretaremos canciones que pertenecen a ‘Sefarad en el corazón de Marruecos’, un disco que en diciembre recibía el premio que otorga la Transglobal World Music List, entre toda la producción discográfica del año, al ‘MEJOR DISCO EUROPEO DE WORLD MUSIC’. El mismo disco quedó en la novena posición entre toda la producción musical del mundo, reconocimiento que nunca antes había obtenido ningún otro grupo español en la historia de la lista.
Se unen dos entidades especiales, por un lado el sonido de unas canciones que viajan de boca en boca desde hace más de 500 años, de la tradición judeo-española, hasta llegar al siglo XXI y la luz, justo en el solsticio de verano en el que se producirá uno de los eventos más impresionantes en el vientre de este lugar de culto. Este encuentro de lo incorpóreo con lo material se produce en la sala más profunda de la sinagoga, donde la luz inunda y preña el espacio de la simiente etérea.
Esta sala o estancia es un espacio abovedado a muchos metros bajo el nivel de la calle, donde se encuentra la sala de baño o mikvéh para las purificaciones de la tradición judía.
A primeras horas de la mañana,los rayos empiezan a entrar por un ventanuco superior, formando un haz de luz con una densidad que casi se puede palpar y que, poco a poco, llega a tocar el agua del pequeño estanque.
Andrea Pezzini, es el anfitrión y guía que se encarga siempre con una pasión que no decrece ni flaquea fruto de la más profunda convicción, de introducirnos en la historia de este lugar. Este acontecimiento que se repite una vez al año, obviamente, no es fruto de la casualidad. Esta sala fue excavada hace siglos, mucho antes de que fuera utilizada como mikvé, y utilizada para el hombre con toda probabilidad para fines rituales.
La Sinagoga del Agua fue «descubierta» hace unos años por el empresario Fernando Crespo en el transcurso de una intervención realizada en cinco inmuebles situados en el corazón del centro histórico ubetense, según el mismo nos contó hace unos años cuando pasamos por esta sinagoga para realizar un concierto de presentación de nuestro anterior disco. Pretendía transformarlos en apartamentos, locales comerciales y aparcamientos. Pero aparecieron diversos elementos que le llevaron a modificar el proyecto inicial y primar la recuperación del lugar.
Durante las obras, iniciadas en 2007, hubo varios detalles que llamaron la atención. Por un lado los restos de lo que debió ser una ventana con su reja en el suelo de la planta baja. Y por otro lado un muro perimetral exterior más bajo de lo normal. Afortunadamente ambos elementos se respetaron. Y paralelamente, oculto en lo que se pensó que era una antigua bodega, apareció entre escombros el baño de purificación o mikvéh, un hueco escalonado excavado en la roca, dónde el nacimiento del agua cristalina y su movimiento es natural, aunque siempre está al mismo nivel.
Al llegar el 21 de junio de aquel año, Fernando estaba en la sala y los rayos del sol llegaron al interior gracias a que el muro del patio no era muy alto, y lentamente entraron en la planta inferior por la ventana del suelo, primero un pequeño hilito y luego varios hasta generar un haz de luz que acabó reflejándose en el agua e inundando el oscuro lugar de una luminosidad cálida y una especie de niebla. Desde entonces, todos los años, cuando llega la fecha, se revive ese momento que, supuestamente, había permanecido sepultado bajo escombros durante siglos.
Úbeda y Baeza, por su patrimonio histórico y artístico, fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco. Ciudades donde tuvieron gran importancia las culturas judía y musulmana y que fueron cuna de muchas civilizaciones desde el año 3000 a. C.
Este fin de semana, llevaremos el sonido de estas culturas. El repertorio es eminentemente sefardí, aunque con muchos pasajes pertenecientes a la cultura andalusí cristiana, imbricados en el devenir de la historia de los hombres y de sus actos, los más salvajes y también los más refinados. A todos os esperamos.
