Hace ahora algo más de ocho años que Carles Magraner, director de Capella de Ministrers, tuvo un sueño.
Categoría: congreso
Zamora Transatlántica, 7 congreso sefardí
Son ya 7 ediciones las que celebra este congreso en Zamora, capital de la provincia homónima.
Inauguramos julio con una ola de calor y también el congreso, por la tarde, en el Museo Etnográfico de Castilla y León. Los medios locales se hacen eco.
https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2019/07/01/musica-conecta-sefardies-patria-sienten/1175051.html
Previamente Judith Cohen, asistente al congreso también desde su primera edición, hizo un taller y concierto en el patio de la Hostería Real, emplazada a orillas del río Duero, en donde nos alojaremos estos días. Desde las ventanas podemos ver las luces de la ciudad reflejadas en sus aguas que avanzan bajo el puente de piedra románico, siempre adelante siguiendo su curso hacia el Atlántico.
Aún recuerdo vívidamente, aquel primer congreso cuando crucé de Este a Oeste, desde Levante a Poniente, esta España nuestra para asistir como oyente, con otro numeroso grupo de gentes venidas desde diversos puntos del mundo conocido. Era el primer viaje en el que me separaba de mi hijo recién destetado y que en este séptimo encuentro ya me acompaña. No conocía a nadie en aquel hall chisporroteante de conversaciones, saludos, abrazos y a la primera persona que me habló, aun en la recepción del NH, donde había un trasiego de asistentes en busca de acomodo, ponentes recién aterrizados…mi querida Anun Barriuso, le contesté con un llanto que parecía que había estado guardado ahí centurias, agazapado, esperando.
Tras el concierto volvemos a la hostería del s. XVI que se construyó sobre una casa judía de la que se conserva el mikvé o baño judío, y fue ocupada por el último inquisidor de Zamora, como reconoció a inicios de los años 90 la hebraísta María Fuencisla García Casar, ubicado junto a la habitación 101.
En mi primera visita a la ciudad, la hostería permanecía cerrada, clausurada, pero esta vez pudimos ver el baño con el agua cayendo de la peña a la que está adosada, excavado en la misma roca, y renovándola. Requisitos ambos de una mikvé, con cinco peldaños para bajar al baño y un pilar que sujeta una barandilla de sillería, construido a cielo abierto, con una profundidad de un metro. Un orificio lo conecta con un pozo situado en el centro del patio del palacio manteniendo el nivel del agua.
Foto: Javier de la Fuente
El día 2 comienzan las ponencias en La Alhóndiga. Especialistas, académicos, investigadores y público zamorano y también venido desde otras provincias españolas, América, Israel y otros países, comparten el fruto de sus esforzados trabajos con gran pasión, pulcritud, entrega. Siempre es una mezcla de conocimiento y de emoción.