Estos días son de prisas porque tenemos una fecha muy concreta para el lanzamiento de ‘Sefarad en el corazón de Marruecos‘ el disco que andamos dando forma y fondo en el estudio. Prisas desde las seis de la mañana en que suena el despertador…
…hay que correr para llegar a alcanzar los objetivos propuestos para el día…yo he llegado a correr dentro de mi casa de un lado a otro y no en sentido figurado precisamente!. Y esta actitud y actividad desaforada, llevando al límite nuestro día a día, exprimiendo cada parcela del tiempo con los más variopintos quehaceres que consideramos ‘imprescindibles’, solamente conduce al estrés y ansiedad que no son sino grandes generadores de coágulos energéticos. Solamente fluye más deprisa la forma, pero el espíritu no acompaña, él no va a dar la razón a un proceder tan contrario a los principios de equilibrio y salud integral. Así vamos mal y lo sabemos.
Pero llega el turno de la grabación de Abel García, del que no hacen falta muchas presentaciones. Y de repente el tiempo queda como suspendido, en ‘stand by’, entramos en otra dimensión. Pienso en él y lo asocio inmediatamente a ‘fluir’, palabra que he oído de sus labios no una, ni dos, sino tantas como encuentros, ensayos, conversaciones, viajes o conciertos hemos tenido la suerte de compartir con él…y son muchos. Solamente en 2015 hicimos gira en varios países europeos Alemania, Bosnia &Herzegovina, Polonia, Bulgaria, República Checa, además de conciertos en territorio nacional que afortunadamente no faltaron. Quizá porque el disco que celebraba 25 años de carrera de una servidora había resultado ganador del premio que concede el COM al ‘Mejor disco de folk 2015‘ y con la inestimable ayuda de Soledad Desfilis conseguimos llevar este ‘Mare Vostrum‘, del que Abel tiene autoría de la música de una gran parte de las piezas que lo componen, a muchos lugares de nuestra entrañable geografía.
Durante el tiempo que estamos juntos realmente celebramos la fortuna de conocernos y de poder crear otros mundos particulares dentro de este gran mundo común que habitamos, sintiendo que “no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente” como maravillosamente escribiera Virgina Woolf. Reconducimos, canalizamos y reorganizamos nuestras estructuras energéticas y conseguimos resonar en una misma frecuencia. La sensación es de un enorme placer y, sobre todo, de tranquilidad. No deberíamos olvidarnos de estas sensaciones e intentar reproducirlas, pero en la mayoría de ocasiones la fuerza de la corriente del río no deja a cada gota que lo componen otra alternativa. Quizá nadar contra corriente, para que esta no nos arrastrara a su antojo, fuere un ejercicio saludable, haríamos buenos músculos, eso sí.
