La perla de Sefarad

El cielo amenazante invita a recogerse en lugar seguro, protegerse y rodearse de aquello que podamos necesitar en caso de que arrecie temporal. Pero no contaba Zeus, Dios de la tormenta y de las alturas, señor del trueno y del rayo que somos intrépidos aventureros y llevamos ya las velas remendadas de no pocas tormentas con las que nos hemos hecho a la mar y vencerlas. Así partimos desde esta comarca ahora de colores mortecinos que aun intensifican más los arrozales, cedidas sus cosechas, de tierra removida y con los restos de paja quemada sobre la tierra. Sigue leyendo

El ciclo de la vida

En el instituto leí mucha filosofía. Por entonces siendo un esbozo yo misma de lo que acabaría siendo, las ideas de los que me precedieron conseguían una tierra fértil donde arraigar. Algunas de ellas, las que traían un eco que podía procesar con mi básica ‘mesa de mezclas’ intelectual, se quedaban durante más tiempo a mi lado, acompañándome aquí y allá, como una amable o enigmática o atrayente cantinela, hasta que su sonido se alejaba definitivamente del sonido de la canción que yo iba componiendo y se perdía quedando como un lejano eco, aquello que había sido, nuevamente. Otras melodías todavía me acompañan,  personificadas,  en momentos muy especiales. Sigue leyendo

Carpe diem, pero con cabeza

Estos días son de prisas porque tenemos una fecha muy concreta para el lanzamiento de ‘Sefarad en el corazón de Marruecos‘ el disco que andamos dando forma y fondo en el estudio. Prisas desde las seis de la mañana en que suena el despertador… Sigue leyendo

El armario por la ventana

La campaña de micromecenazgo que iniciamos hace un mes en la plataforma ‘verkami’ empieza su cuenta atrás. Empezamos con ella hace un mes…el tiempo ha pasado volando…cómo es posible?…definitivamente el tiempo es altamente relativo y cada observador lo transporta, lo vive y bien invierte o malgasta según su criterio, sensiblilidad, inteligencia o medios… Sigue leyendo

Cantar a ritmo de escoba

Cantar a ritmo de escoba.

Anoche tocamos en Logroño, música en los tiempos de Cervantes: Jota Martínez, Robert Cases y una servidora. Allí estaban recibiendo a los invitados al evento privado, don Quijote y su inseparable Sancho.

Mientras preparábamos estos días el repertorio me venía a la cabeza ese 
capítulo XLI de la 1º parte. El cautivo Ruy Pérez y los demás fugitivos de África desembarcan en territorio español, entonces Zoraida y un renegado van vestidos como árabes; un joven cristiano se topa con ellos y “como él los vió en hábitos moros, pensó que todos los de la Berbería estaban sobre él, y […] comenzó a dar los mayores gritos del mundo, diciendo: —Moros, moros hay en la tierra; moros, moros, arma, arma”, llamando así a la defensa contra lo que el joven creía una invasión del enemigo. En el Quijote se menciona varias veces a los moros y sus conflictos con los cristianos. Sin embargo los judíos solamente están referidos en el capítulo en el que Sancho dice que “…creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y cree la santa Iglesia católica romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí, y tratarme bien en sus escritos…”. 

Recuerdo la presentación del libro de Santiago Trancón -leonés, escritor y actor- al que conocimos en uno de los congresos que tuvieron lugar en Zamora. Según él ‘don Quijote era leonés y judío y es así que los paisajes que encontramos descritos en la obra en donde se desarrollan las andanzas del hidalgo, pertenecerían a tierras leonesas. Lo de La Mancha era un recurso literario‘. Plantea Tarancón que Cervantes nunca vivió en La Mancha y que utiliza el término manchego como sinónimo de “manchado” o “converso”. Trancón utiliza dos tipos de argumentos para defender su tesis: por un lado, las huellas familiares judías de Cervantes,  pues apellidos como Cervantes, Saavedra y Quijana, son de origen judío medieval y gallego-leonés, mezclados con la mediana y baja nobleza. Los Quijana eran conocidos judíos de Esquivias y Cervantes casó con una Quijana, además de tener una hija con otra conversa, Ana de Rojas. Por otro, el conocimiento que tiene del paisaje, el entorno y las costumbres de la zona del Noroeste peninsular y que se encuentran diseminadas a lo largo de toda la obra. Sigue leyendo