Cantar a ritmo de escoba.
Anoche tocamos en Logroño, música en los tiempos de Cervantes: Jota Martínez, Robert Cases y una servidora. Allí estaban recibiendo a los invitados al evento privado, don Quijote y su inseparable Sancho.
Recuerdo la presentación del libro de Santiago Trancón -leonés, escritor y actor- al que conocimos en uno de los congresos que tuvieron lugar en Zamora. Según él ‘don Quijote era leonés y judío y es así que los paisajes que encontramos descritos en la obra en donde se desarrollan las andanzas del hidalgo, pertenecerían a tierras leonesas. Lo de La Mancha era un recurso literario‘. Plantea Tarancón que Cervantes nunca vivió en La Mancha y que utiliza el término manchego como sinónimo de “manchado” o “converso”. Trancón utiliza dos tipos de argumentos para defender su tesis: por un lado, las huellas familiares judías de Cervantes, pues apellidos como Cervantes, Saavedra y Quijana, son de origen judío medieval y gallego-leonés, mezclados con la mediana y baja nobleza. Los Quijana eran conocidos judíos de Esquivias y Cervantes casó con una Quijana, además de tener una hija con otra conversa, Ana de Rojas. Por otro, el conocimiento que tiene del paisaje, el entorno y las costumbres de la zona del Noroeste peninsular y que se encuentran diseminadas a lo largo de toda la obra.