Se desconoce el momento exacto en el que llegan los primeros judíos a la Península. Lo que es indudable es que sea en el siglo I de nuestra era, como pretenden ubicarlos algunos autores o con posterioridad, es innegable que cuanto más avanza el reloj de los siglos las pruebas documentales van incrementándose, constatando su existencia, su crecimiento y organización y su relación con otros grupos habitantes en el solar ibérico.