La celebración del año nuevo judío comienza al anochecer de la víspera, con la salida de la primera estrella.
El shofár se toca durante la plegaria matutina. El sonido de este cuerno, casi siempre de carnero, llama a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia (Teshuvá). Es el primero de los días del regreso e introspección, de balance de los actos y de las acciones realizadas, de plegaria y sensibilidad especiales (Aseret Yemei Teshuva) que terminan con el Yom Kippur (Día del Perdón).
También se conoce como el Día del Toque del Shofár y como el Día del Juicio porque ese día Dios juzga a los hombres, abriendo tres libros: uno, con los malos (quienes quedan inscritos y sellados para la muerte); otro, con los buenos (quienes quedan inscritos y sellados para la vida), y el tercero, para quienes serán juzgados en Yom Kippur.
Rosh Hashaná (Comienzo del año), junto con Yom Kippur (Día del perdón), forman en la tradición judía una unidad llamada Yamim Noraim (Días terribles), por ser el momento en que Dios juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.
El 1º de tishrei no es solo el primer día del año, sino también su “Cabeza”. Así como la cabeza comanda al resto del cuerpo, del mismo modo en este día se predestinan todos los hechos que ocurrirán durante el año.